Hay poca evidencia de que este brote de gripe A (H1N1) sea, por el momento, más peligroso que las infecciones rutinarias de las cepas usuales de los virus estacionales que cada año causan la muerte de entre 250.000 y 500.000 personas en el planeta. Sin embargo, según Science , el virus A (H1N1) parece mucho más contagioso que el de la gripe común. Otro elemento preocupante: ataca más a los jóvenes sanos. Por ejemplo, en La Gloria, hubo el doble de niños de menos de 15 años contaminados, en comparación con los adultos. Según datos publicados en la b del New England Journal of Medecine, el 40% de los afectados tiene entre 10 y 18 años; y apenas el 5% tiene más de 50 años. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el nuevo virus aún puede mutar, hacerse mucho más virulento y causar una pandemia que se podría propagar hasta tres veces. La OMS señala que "la gravedad de esta gripe está influida por la tendencia de las pandemias a dar la vuelta al mundo en al menos dos y quizás tres oleadas". Actualmente, en el hemisferio austral, empieza el periodo habitual de la gripe, y el virus A (H1N1) podría allí foguearse con los antivirales (Tamiflu) y proceder a una nueva mutación para regresar al hemisferio boreal en octubre próximo en condiciones mucho más virulentas, como lo hizo la terrible "gripe española" en 1918. Todo indica sin embargo que la nueva epidemia será menos severa que la de 1918, aunque algunos expertos estiman que será tan letal como la de 1957 (“la gripe asiática”) que causó más de dos millones de muertos. Otro riesgo es que el virus se combine con el de la gripe aviar, el temible H5N1, establecido en varios países, y produzca un mutante asesino de masas. Para proteger a sus ciudadanos, los Gobiernos del planeta están ahora adquiriendo cantidades importantes del medicamento antiviral Tamiflu (oseltamivir), uno de los pocos tratamientos eficaces (se toma en cápsulas por vía oral) para combatir el virus mutado H1N1, y recomendado incluso por la OMS. La historia del Tamiflu, en estas circunstancias, no deja de ser sugestiva. Fue descubierto por la firma biofarmacéutica Gilead Sciences Inc., cuya sede se encuentra en Foster City, California. Gilead cedió los derechos de fabricación y de comercialización a la empresa multinacional suiza Roche, la cual le revierte el 22% de los beneficios anuales por las ventas de Tamiflu. Es interesante notar que Donald Rumsfeld, el ex secretario de Defensa del Presidente George W. Bush y uno de los principales instigadores de la invasión ilegal de Irak, fue presidente de Gilead Sciences Inc. desde diciembre de 1997 hasta hacerse cargo del Pentágono en 2001, y conserva un importante paquete de acciones. Una de las primeras medidas de Rumsfeld, cuando asumió su cargo en el Gobierno, fue declarar el Tamiflu de uso obligado en el seno de las Fuerzas Armadas. Las ganancias de Roche y de Golead, y por consiguiente, el enriquecimiento personal de Donald Rumsfeld se dispararon. Las acciones de la empresa se vieron también altamente beneficiadas en Bolsa, a partir de 2003, cuando surgieron en Asia las amenazas de epidemias del Síntoma Respiratorio Agudo Severo (SRAS) y del virus H5N1 de la gripe aviar. Fascinados por la teoría del complot, algunos han llegado a deducir que el detestado Rumsfeld debe estar implicado, de una manera u otra, en el surgimiento de estas epidemias y en particular en la aparición del nuevo virus mutante A (H1N1). Se puede afirmar que la principal responsabilidad de esta grave amenaza sanitaria reside en la industrialización delirante de la producción pecuaria. El despiadado sistema de cría intensiva ha transformado radicalmente al sector. Hoy se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que aún describen los manuales en las escuelas. En 1965, por ejemplo, había en Estados Unidos, 53 millones de cochinos repartidos entre más de un millón de granjas; ahora hay 65 millones de cerdos concentrados en sólo 65.000 explotaciones. En España, hay actualmente 25 millones de cerdos, el 92% de ellos criados en explotaciones intensivas semejantes a las de las Mexicanas Granjas Carroll de La Gloria. Se ha pasado en poco tiempo de las porquerizas caseras a infiernos "concentracionarios" en los que se hacinan, en medio de la hediondez y bajo calores asfixiantes, decenas de millares de animales que intercambian virus patógenos con gran intensidad. Ese tipo de agricultura inhumana, intensiva y productivista, que des-animaliza al animal y lo considera como un mero producto industrial, un simple material que da carne y procura beneficios financieros, es el culpable de la pandemia en curso. Cuando, por los propios excesos de empresarios insensatos, o mejor dicho inescrupulosos, dan privilegio a ese depravado modelo que revienta, y produce el desastre sanitario que amenaza con afectarnos a todos.
5 de julio de 2009
Segunda Parte, la Verdad sobre el Origen de la Gripe A
Hay poca evidencia de que este brote de gripe A (H1N1) sea, por el momento, más peligroso que las infecciones rutinarias de las cepas usuales de los virus estacionales que cada año causan la muerte de entre 250.000 y 500.000 personas en el planeta. Sin embargo, según Science , el virus A (H1N1) parece mucho más contagioso que el de la gripe común. Otro elemento preocupante: ataca más a los jóvenes sanos. Por ejemplo, en La Gloria, hubo el doble de niños de menos de 15 años contaminados, en comparación con los adultos. Según datos publicados en la b del New England Journal of Medecine, el 40% de los afectados tiene entre 10 y 18 años; y apenas el 5% tiene más de 50 años. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el nuevo virus aún puede mutar, hacerse mucho más virulento y causar una pandemia que se podría propagar hasta tres veces. La OMS señala que "la gravedad de esta gripe está influida por la tendencia de las pandemias a dar la vuelta al mundo en al menos dos y quizás tres oleadas". Actualmente, en el hemisferio austral, empieza el periodo habitual de la gripe, y el virus A (H1N1) podría allí foguearse con los antivirales (Tamiflu) y proceder a una nueva mutación para regresar al hemisferio boreal en octubre próximo en condiciones mucho más virulentas, como lo hizo la terrible "gripe española" en 1918. Todo indica sin embargo que la nueva epidemia será menos severa que la de 1918, aunque algunos expertos estiman que será tan letal como la de 1957 (“la gripe asiática”) que causó más de dos millones de muertos. Otro riesgo es que el virus se combine con el de la gripe aviar, el temible H5N1, establecido en varios países, y produzca un mutante asesino de masas. Para proteger a sus ciudadanos, los Gobiernos del planeta están ahora adquiriendo cantidades importantes del medicamento antiviral Tamiflu (oseltamivir), uno de los pocos tratamientos eficaces (se toma en cápsulas por vía oral) para combatir el virus mutado H1N1, y recomendado incluso por la OMS. La historia del Tamiflu, en estas circunstancias, no deja de ser sugestiva. Fue descubierto por la firma biofarmacéutica Gilead Sciences Inc., cuya sede se encuentra en Foster City, California. Gilead cedió los derechos de fabricación y de comercialización a la empresa multinacional suiza Roche, la cual le revierte el 22% de los beneficios anuales por las ventas de Tamiflu. Es interesante notar que Donald Rumsfeld, el ex secretario de Defensa del Presidente George W. Bush y uno de los principales instigadores de la invasión ilegal de Irak, fue presidente de Gilead Sciences Inc. desde diciembre de 1997 hasta hacerse cargo del Pentágono en 2001, y conserva un importante paquete de acciones. Una de las primeras medidas de Rumsfeld, cuando asumió su cargo en el Gobierno, fue declarar el Tamiflu de uso obligado en el seno de las Fuerzas Armadas. Las ganancias de Roche y de Golead, y por consiguiente, el enriquecimiento personal de Donald Rumsfeld se dispararon. Las acciones de la empresa se vieron también altamente beneficiadas en Bolsa, a partir de 2003, cuando surgieron en Asia las amenazas de epidemias del Síntoma Respiratorio Agudo Severo (SRAS) y del virus H5N1 de la gripe aviar. Fascinados por la teoría del complot, algunos han llegado a deducir que el detestado Rumsfeld debe estar implicado, de una manera u otra, en el surgimiento de estas epidemias y en particular en la aparición del nuevo virus mutante A (H1N1). Se puede afirmar que la principal responsabilidad de esta grave amenaza sanitaria reside en la industrialización delirante de la producción pecuaria. El despiadado sistema de cría intensiva ha transformado radicalmente al sector. Hoy se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que aún describen los manuales en las escuelas. En 1965, por ejemplo, había en Estados Unidos, 53 millones de cochinos repartidos entre más de un millón de granjas; ahora hay 65 millones de cerdos concentrados en sólo 65.000 explotaciones. En España, hay actualmente 25 millones de cerdos, el 92% de ellos criados en explotaciones intensivas semejantes a las de las Mexicanas Granjas Carroll de La Gloria. Se ha pasado en poco tiempo de las porquerizas caseras a infiernos "concentracionarios" en los que se hacinan, en medio de la hediondez y bajo calores asfixiantes, decenas de millares de animales que intercambian virus patógenos con gran intensidad. Ese tipo de agricultura inhumana, intensiva y productivista, que des-animaliza al animal y lo considera como un mero producto industrial, un simple material que da carne y procura beneficios financieros, es el culpable de la pandemia en curso. Cuando, por los propios excesos de empresarios insensatos, o mejor dicho inescrupulosos, dan privilegio a ese depravado modelo que revienta, y produce el desastre sanitario que amenaza con afectarnos a todos.
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