16 de mayo de 2009

La Argentina refuerza sus fronteras por miedo al Narcotráfico

El Gobierno aprobó el traspaso de información de los radares militares a la Secretaría de Seguridad Interior
El miedo a que los carteles mexicanos y colombianos, cada día más perseguidos en sus países, intenten extenderse por otros países latinoamericanos ha llevado al Gobierno Argentino a reformar su legislación para permitir que la información recogida por los radares militares pase, en tiempo real, a manos de la Secretaría de Seguridad Interior y permita organizar la reacción de la Gendarmería Nacional, las 23 Policías Provinciales y la Policía Federal de que dispone el País.
El acuerdo se firmó la segunda semana del mes de Mayo de 2009 y tiene un alcance limitado, porque las enormes fronteras argentinas están lejos de ser impenetrables, por muchos esfuerzos que se realicen, entre ellos la instalación de nuevos radares fijos, -dos cedidos por España-, que permiten destinar a ese trabajo radares móviles del Ejército, más aptos para esa función.
Las fronteras de Argentina con países limítrofes como Brasil, Paraguay –probablemente éste último el mayor productor de marihuana del mundo- o Bolivia -fuerte productor de pasta de coca- han sido siempre motivo de dolores de cabeza, porque su difícil control las convierte en coladeros de droga; pero también de cigarrillos, personas y todo tipo de contrabando. Desde que los narcotraficantes latinoamericanos manejan formidables cantidades de dinero, el principal problema no son las rutas y los camiones, sino las avionetas que transportan hasta 600 kilos y son capaces de bajar a tierra en cualquier pista o camino, o en las enormes fincas y explotaciones agrícolas privadas.
La fuerza área argentina posee, por motivos de seguridad nacional, un listado de centenares de "lugares no declarados”, “aptos para operaciones de aeronaves". Sólo en la provincia fronteriza de Chaco hay más de 140 lugares de este tipo. En la zona de Santiago del Estero la prensa local informó recientemente de la detección de 40 "pistas ilegales" presuntamente utilizadas en operaciones de contrabando, con la droga incluida. La zona más protegida del norte es la frontera marítima con Brasil, porque las autoridades brasileñas disponen de un avanzado sistema de radares cuya información "fronteriza" facilitan a las autoridades argentinas.
La enorme extensión del territorio argentino, hace que resulte imprescindible la cooperación entre la Gendarmería Nacional y las distintas Policías, así la Federal y las Provinciales, y sobre todo que fluya la información de que disponen las Fuerzas Armadas, -imposibilitadas por ley a intervenir en asuntos de seguridad interna-. Por el momento, las autoridades argentinas aseguran que no se ha detectado la instalación de nuevos carteles, aunque algunas operaciones policiales han señalado la presencia de algunos "enviados de México" en operaciones relacionadas con la compra de efedrina y de componentes químicos necesarios para procesar drogas sintéticas. Una de esas "operaciones" acabó en el asesinato de tres personas en un barrio de la ciudad de Buenos Aires -Capital Federal.
El mayor problema de la droga en la Argentina se sitúa en Buenos Aires y en el gran Buenos Aires, principalmente en las villas miseria, donde hace estragos el paco, un subproducto de la elaboración de cocaína, altamente tóxico y muy barato, que se ha infiltrado entre los jóvenes marginales, y ahora también en los que no lo son, de las distintas zonas referidas, provocando un verdadero problema de salud pública.

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