Las personas hemos dejado de escucharnos unos a otros, no discernimos en saber cual es la verdad, y creemos que la única verdad es la nuestra.
Parecería que todos hablamos distintos idiomas. Pero No, hablamos el mismo idioma; pero cada uno le da una importancia diferente, y no nos ponemos de acuerdo. De lo contrario como es posible que la tercera parte del mundo esté bajo la línea de la pobreza, o sea más de 2000 millones de personas, y halla niños que mueran de desnutrición.
Si bien hubo personas que siempre hicieron esto, hoy en día aumentó. Es decir, hoy los valores están siendo ignorados más que nunca.
La primera pregunta es ¿Se puede revertir esto? La respuesta es Sí. Pero para ello hay que valorizar a los valores. Tenemos que buscar un mismo lenguaje que nos interese a todos, que sea común, que sea compartido por las distintas generaciones, aún entre personas que tengan distintas actitudes ante la vida. Los valores son ideales realizables como la bondad, la paz, el amor, la generosidad, la honestidad, la lealtad, la justicia y la verdad. Sobre estos ideales yo creo que la mayoría vamos a estar de acuerdo; pero por alguna razón no abundan tanto como se los proclama. El amor y la bondad son valores que para ser practicados requieren un gran e importante esfuerzo.
Nadie inventa que amar es bueno o malo, pues es una idea preexistente. Como que nadie inventa que la justicia es buena o mala; y en igual sentido respecto de la honestidad. Todas las personas de todo el mundo parecen saberlo y estar de acuerdo. No hay en estos valores diferencias entre un ateo y un católico. Los puntos de partida, para ambos extremos, son idénticos, no necesitan ponerse de acuerdo. Además ambos extremos saben que el mundo vive en una situación caótica, crítica, al haber perdido el lenguaje común. El gran tema del ser humano es que para ser humano hay que ser un buen ser humano. Ser generoso es ser generoso, la generosidad le da sentido a la vida, le da un buen sentido. La generosidad, en algunos casos, cuesta dinero; pero la generosidad nos humaniza al crear condiciones para que los hombres puedan acercarse unos a otros.
Nunca la humanidad ha ascendido en forma masiva y horizontal. Siempre ha habido personas que han abierto el camino. Así Luther King, Mahatma Gandhi, Teresa de Calcuta. Porque después millones de negros siguieron las enseñanzas de Luther King, como toda la India siguió a Mahatma Gandhi y otros siguieron las enseñanzas de Teresa de Calcuta. Todos estos proclamaban la igualdad, la no violencia, el amor; y aunque fueron asesinados, el ejemplo de su trabajo siguió vivo, no se lo pudo callar, pues surgieron muchas personas que continuaron con sus enseñanzas. En otras palabras de igual consideración, el ascenso de la humanidad siempre se ha producido cuando una persona tomó la iniciativa y después cientos de miles de personas estuvieron y siguieron detrás de sus huellas.
Muchos se animan a vivir los valores y muestran con su palabra, con su forma de vivir, con sus hechos, que respetar los valores es bueno para vivir como seres humanos. El ascenso horizontal masivo cuesta mucho pero para que eso ocurra tenemos que estar convencidos de los valores y de querer ejercerlos. Tenemos que educarnos en los valores. Pues hoy los valores están siendo pisoteados.
La segunda pregunta es ¿Cómo se logra? La respuesta es a través del proceso educativo desde la base, es decir, desde los padres y con el estado y este con todas sus instituciones, para que conjuntamente ayuden desde que son niños a vivir en ambientes de Paz, de Amor, de Justicia, de Bondad, de Generosidad, de Honestidad, de Lealtad y de Verdad. Los ambientes deben existir en los hogares y en las escuelas.
Pero además de todo esto tiene que haber, a mi entender, tres elementos: 1) La palabra clarificadora, se debe hablar con claridad para que el otro comprenda; 2) Hay que predicar con afecto y respeto para que el otro comprenda; es decir, sin autoritarismo; y 3) Tiene que exteriorizarse en conductas concretas para que no se quede todo en palabras para que el otro comprenda.
Como conclusión debo decir que profesar y practicar los valores nos tiene que dar una gran felicidad. Alguna vez debemos empezar. Pues comencemos ahora, otras personas lo hicieron, y para hacerlo rompieron con las inhibiciones que se lo impedían, al entender que no eran menos que otros. No permitamos que nos quieran imponer conductas que nos cohiban. Tenemos que saber y estar convencidos que somos seres inteligentes y capaces, que podemos, maxime si es para beneficiar y provocar cambios, de los que también vamos a ser receptores.
Parecería que todos hablamos distintos idiomas. Pero No, hablamos el mismo idioma; pero cada uno le da una importancia diferente, y no nos ponemos de acuerdo. De lo contrario como es posible que la tercera parte del mundo esté bajo la línea de la pobreza, o sea más de 2000 millones de personas, y halla niños que mueran de desnutrición.
Si bien hubo personas que siempre hicieron esto, hoy en día aumentó. Es decir, hoy los valores están siendo ignorados más que nunca.
La primera pregunta es ¿Se puede revertir esto? La respuesta es Sí. Pero para ello hay que valorizar a los valores. Tenemos que buscar un mismo lenguaje que nos interese a todos, que sea común, que sea compartido por las distintas generaciones, aún entre personas que tengan distintas actitudes ante la vida. Los valores son ideales realizables como la bondad, la paz, el amor, la generosidad, la honestidad, la lealtad, la justicia y la verdad. Sobre estos ideales yo creo que la mayoría vamos a estar de acuerdo; pero por alguna razón no abundan tanto como se los proclama. El amor y la bondad son valores que para ser practicados requieren un gran e importante esfuerzo.
Nadie inventa que amar es bueno o malo, pues es una idea preexistente. Como que nadie inventa que la justicia es buena o mala; y en igual sentido respecto de la honestidad. Todas las personas de todo el mundo parecen saberlo y estar de acuerdo. No hay en estos valores diferencias entre un ateo y un católico. Los puntos de partida, para ambos extremos, son idénticos, no necesitan ponerse de acuerdo. Además ambos extremos saben que el mundo vive en una situación caótica, crítica, al haber perdido el lenguaje común. El gran tema del ser humano es que para ser humano hay que ser un buen ser humano. Ser generoso es ser generoso, la generosidad le da sentido a la vida, le da un buen sentido. La generosidad, en algunos casos, cuesta dinero; pero la generosidad nos humaniza al crear condiciones para que los hombres puedan acercarse unos a otros.
Nunca la humanidad ha ascendido en forma masiva y horizontal. Siempre ha habido personas que han abierto el camino. Así Luther King, Mahatma Gandhi, Teresa de Calcuta. Porque después millones de negros siguieron las enseñanzas de Luther King, como toda la India siguió a Mahatma Gandhi y otros siguieron las enseñanzas de Teresa de Calcuta. Todos estos proclamaban la igualdad, la no violencia, el amor; y aunque fueron asesinados, el ejemplo de su trabajo siguió vivo, no se lo pudo callar, pues surgieron muchas personas que continuaron con sus enseñanzas. En otras palabras de igual consideración, el ascenso de la humanidad siempre se ha producido cuando una persona tomó la iniciativa y después cientos de miles de personas estuvieron y siguieron detrás de sus huellas.
Muchos se animan a vivir los valores y muestran con su palabra, con su forma de vivir, con sus hechos, que respetar los valores es bueno para vivir como seres humanos. El ascenso horizontal masivo cuesta mucho pero para que eso ocurra tenemos que estar convencidos de los valores y de querer ejercerlos. Tenemos que educarnos en los valores. Pues hoy los valores están siendo pisoteados.
La segunda pregunta es ¿Cómo se logra? La respuesta es a través del proceso educativo desde la base, es decir, desde los padres y con el estado y este con todas sus instituciones, para que conjuntamente ayuden desde que son niños a vivir en ambientes de Paz, de Amor, de Justicia, de Bondad, de Generosidad, de Honestidad, de Lealtad y de Verdad. Los ambientes deben existir en los hogares y en las escuelas.
Pero además de todo esto tiene que haber, a mi entender, tres elementos: 1) La palabra clarificadora, se debe hablar con claridad para que el otro comprenda; 2) Hay que predicar con afecto y respeto para que el otro comprenda; es decir, sin autoritarismo; y 3) Tiene que exteriorizarse en conductas concretas para que no se quede todo en palabras para que el otro comprenda.
Como conclusión debo decir que profesar y practicar los valores nos tiene que dar una gran felicidad. Alguna vez debemos empezar. Pues comencemos ahora, otras personas lo hicieron, y para hacerlo rompieron con las inhibiciones que se lo impedían, al entender que no eran menos que otros. No permitamos que nos quieran imponer conductas que nos cohiban. Tenemos que saber y estar convencidos que somos seres inteligentes y capaces, que podemos, maxime si es para beneficiar y provocar cambios, de los que también vamos a ser receptores.
El presente fue la editorial del día 21 de Julio de 2010 en el programa "El Tiempo de Hoy" que conduzco por la Radio FM Platense -89.9- los días miercoles de 20 a 22 horas. Ricardo José Ferrer.-