15 de marzo de 2010

Se debaten las formalidades pero no lo problemas reales

El debate sobre el uso o no uso de las reservas es importante, pero hasta ahora la discusión parlamentaria ha girado alrededor de las formas institucionales.

El Gobierno y sus aliados festejaron el jueves pasado el traspié que impidió a la oposición rechazar el pliego de Marcó del Pont al frente del Banco Central.

Dos senadoras decidieron cruzar el charco luego de ingentes gestiones oficiales. La oposición denunció la compra de voluntades. Esta semana está prevista otra sesión en la cual el Senado trataría la ley de coparticipación del Impuesto al Cheque. Otra vez, la tarea oficial y opositora se concentra en sumar los 37 votos que darían el triunfo.

Se puede afirmar que nadie parece preocuparse por los debates de fondo y tampoco por los problemas urgentes.

Según el Indec, la inflación de febrero alcanzó el 1,2%, la más alta en los últimos cuatro años. Parece mucho, pero es insignificante frente al crecimiento real que han tenido los precios en los últimos meses. La mayoría de los estudios privados y de las provincias que no siguen los designios oficiales, arrojan resultados que duplican esa inflación.

La proyección anual de lo ocurrido en los últimos tres o cuatro meses arroja una inflación superior al 30% para el 2010. El alza de la canasta básica de alimentos es aún mayor: según algunos estudios privados sería del orden del 70% en el último año.

¿Qué debería ocurrir para que el Gobierno dejara de negar lo evidente? ¿Por qué la oposición elude el tema, o solo lo menciona para las noticia de los diarios?

La responsabilidad primaria sobre la gestión es del Ejecutivo, pero el resto del arco político no puede obviar esa realidad.

Respecto al debate sobre el uso o no de las reservas es muy importante; pero hasta ahora la discusión parlamentaria ha girado alrededor de las formas institucionales: si corresponde una Ley en lugar de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), o si se respetan las Normas Constitucionales, o la Carta Orgánica del Banco Central y/o la Independencia de la Justicia para Fallar sobre los Recursos Presentados.

Son debates cruciales para que funcione la República y la División de Poderes. Lo que es cierto es que la Presidente Cristina Kirchner ha rebasado límites que ponen en riesgo la convivencia en una democracia, y que la oposición no ha logrado hacer pie para encauzar el conflicto político.

Por eso las urgencias económicas y sociales del país siguen a la deriva.

En la semana que pasó, la Corte Suprema y la Iglesia se pronunciaron en direcciones similares: tratar de bajar el nivel de conflicto y buscar el acuerdo y la negociación. En esta semana es probable que tres entidades empresarias avancen con una declaración similar: los titulares de la Unión Industrial Argentina (UIA), la Sociedad Rural (SR) y la Asociación Empresaria Argentina (AEA), intentan calmar los ánimos que se exaltan en la política y que más tarde o más pronto, commenzarán a afectar la marcha económica.

Los pronósticos o proyecciones del 2010 son bastante positivos, pero el mundo de los negocios teme que el conflicto político termine afectando la recuperación. La inflación -sin duda- causa hoy el mayor temor.

El Gobierno procura sostener otro año de crecimiento con un gasto público que crece a un ritmo del 30%. Para esto, y para que cierren los números fiscales y compromisos de la deuda, necesita si o si los 6.500 millones de dólares de las Reservas del Banco Central.

En caso de que esos recursos le fueran negados, se vería obligado a congelar los gastos o partidas destinadas a la obra pública y los subsidios (energía, transporte, etc.), además de afectar los fondos para el subsidio social.

No es casual que la Presidente acuse a la oposición de promover un Ajuste Fiscal por el rechazo a los DNU de las reservas. El objetivo oficial no repara en los efectos negativos de un gasto público que se dispara: la ya mencionada inflación, pero también hay que decir que es positivo para la competitividad de la producción argentina.
Para la mayoría de los economistas, los Mercados aprueban el uso de las Reservas para el Pago de la Deuda, lo que generó una Baja del Riesgo País, que coincide con menos expectativas devaluatorias en los mercados a futuro del peso en Nueva Y0rk.
Si el gobierno se tienta a usar de ancla de la inflación a la cotización del dólar, en tanto los precios internos se disparan, así como los salarios de los sectores con mayor capacidad de negociación, la Argentina se encaminaría a otra encrucijada explosiva, con un dólar atrasado y precios en una olla a presión: los dólares de la soja quizás ayuden a sortear las dificultades y desajustes económicos del 2010, pero hacia adelante, este gobierno o el próximo, deberá enfrentar situaciones inevitables: sincerar los precios, sincerar también la pobreza y la mayor exclusión social.
Pese a los esfuerzos realizados por la autoridad monetaria para mantener la calma en el sector cambiario, febrero concluyó con una fuga de capitales aún mayor a la prevista originalmente.

En efecto, un estudio del equipo de economistas del Banco Ciudad calculó que se evaporaron a través del mercado cambiario nada menos que 1.200 millones de dólares, monto superior al originalmente estimado que orillaba los 1.000 millones de la misma moneda.

De acuerdo a la misma fuente, la actual fuga posee "un ritmo que, anualizado, supera la velocidad de salida de capitales que operó durante el 2009, año en que la monetización de la economía se paralizó, el crédito se achicó -ambos medidos en términos reales- y la economía entró en recesión".

Según diversas consultoras, la tendencia a la fuga de capitales se había frenado en noviembre del año pasado y desde ese mes, el Banco Central compró unos 300 millones de dólares mensuales de promedio.

Podemos decir que de seguir así la inestabilidad política va a afectar a la economía, y que en estos momentos ciertos rubros ya lo están haciendo, pues lo estamos sufriendo. Podemos afirmar que por primera vez el Gobierno se sintió acorralado esta semana y se lanzó hacia adelante en varias direcciones.

A los jueces el diputado kirchnerista Alejandro Rossi, los acusó de aristocratizantes y pidió investigar a sus parientes, a los clubes que van y a qué colegios asisten sus hijos. Otro diputado prefirió eludir la lucha de clases y apuntó a que los jueces tienen que "acomodar sus fallos al modelo de país que está en marcha".

Esta frase es sumamente peligrosa porque se supone que la Justicia tiene que fallar de acuerdo con la ideología del poder y no por el Código Civil, Penal o Comercial., es decir, por las Leyes de Fondo.

La Iglesia pidió moderación a todo el "arco político", pero Aníbal Fernández se dio por aludido y contestó: "deben ocuparse más de lo espiritual que de lo terrenal".

Estos tiempos muestran temores que antes no existían. Se pagó un vencimiento de deuda a acreedores privados por diecisiete millones de dólares. El cheque se hizo con "recursos propios" porque nadie quiso poner la firma a un pago con Reservas del Banco Central de la República Argentina. La preocupación de Ministro Boudou, es no pasar los próximos años en Comodoro Pi.

El Gobierno, mientras tanto, logró que la oposición no tuviese los votos suficientes para rechazar la designación de Mercedes Marcó del Pont en el Banco Central.

En el Senado se vienen tiempos difíciles donde "todo vale" y puede quedar paralizado, tanto para aprobar leyes como para rechazar los DNU.

Las palabras de Néstor Kirchner diciendo que estarían hasta el 2020, mostraban su preocupación, es decir, impedir que al árbol peronista no se le desprendan más ramas.

Se pidió una movilización masiva hacia el Congreso, y hacia Ferro. No se logran reunir en ningún acto más de treinta mil personas y los ideólogos de Olivos señalaron que sólo movilizando quinientas mil, como hace Hugo Chávez se puede torcer el rumbo de los acontecimientos.

Por eso Cristina cuando se reunió con la CGT se acercó a Armando Cavalieri y a Oscar Lezcano y les dijo: "quiero y necesito que me acompañen". Hugo Moyano señaló: "no van a sacar los pies del plato por lo menos hasta marzo del 2011, después es otra historia".

Para que mantuviesen los pies donde están el ministro Manzur se comprometió a ir pagando a las obras sociales en cuotas. El monto inicial llega a mil millones de pesos.

También en esta carrera contrarreloj se trató de evitar un acercamiento entre la UIA, la AEA y el Campo.

La ministra de Industria y Turismo Débora Giorgi pidió que la invitaran a la UIA. Muchos empresarios faltaron, el vicepresidente Luis Betnaza; Federico Nicholson, Guillermo Moretti, el secretario José Ignacio de Mendiguren que tenía hora con el odontólogo y el vocal Juan Carlos Lascurain. Giorgi estaba asombrada frente a los asientos vacíos.

Alguien agregó, si venía Julio De Vido estaban todos. De cualquier manera la UIA impulsará un documento conjunto con el sector agropecuario donde se pedirá cordura, diálogo y se defenderá la división de poderes.

Las estimaciones de las cosechas de maíz y soja; el superávit comercial que se ubica por encima de los catorce mil millones de dólares, los bonos ligados al crecimiento en suba hace que todos festejan en el mercado de que van a cobrar. Aunque la otra cara sigue siendo la inflación y el déficit de las provincias.

14 de marzo de 2010

¿Que hace la Oposición? Sin querer hace todo lo posible para que la Argentina siga sin cambiar

La oposición parece estar haciendo todo lo posible para que en la Argentina se entienda que no tiene los pies sobre la tierra. Su sonora derrota en el Senado, el jueves 11 de marzo, no permite otras interpretaciones. Tristemente no hay en la Argentina una oposición. Hay, sí, un abanico de colectividades diversas que de vez en cuando coinciden y dicen que son la oposición. Pero como agrupamiento o coalición compacta, hoy no existe, y no se dan cuenta que los argentinos, el pueblo que vota ya se dio cuenta.
Le dan fundamentos al kirchnerismo para que diga que son un "rejunte" que se hacen llamar opositores. Desde el emblemático 2005 con Borocotó, el kirchnerismo no ha dejado de frecuentar las promiscuidades políticas más explícitas; pero cuando se producen coincidencias entre los adversarios del actual gobierno, este aparenta ponerse nervioso.
Hay en el Congreso Nacional un pelotón de legisladores que corren hacia donde sopla el viento y con gran velocidad. Esta es una realidad, nos guste o no nos guste teñida de traiciones, y que describe el clima institucional que hoy impera. Todo esto frente al desafiante y compacto poder del dispositivo oficialista. Flamean, entonces, construcciones de hechos, historias, y cuentos, que conllevan tradiciones que le hacen muy mal a la Argentina. Radicales, peronistas, coalicionistas, socialistas, izquierdistas nacionalistas componen un ramillete opositor inestable, y que de seguir así se tornará inconfiable para la sociedad que los voto en junio del 2009. El oficialismo lo sabe, y les sigue el juego, y la oposición también; pero va en su contra.
El Acuerdo Cívico y Social hizo una excelente elección en el 2009. Este ayudo al radicalismo tras su larga debacle, que arrastró desde el 2001 hasta el 2009, pues de lo contrario no lo hubiese logrado, y seguiría siendo un partido del 3%. Debemos entender, claro está, que no fue Julio Cobos el que lo revitalizó al partido de Alem, Yrigoyen, Ilía, Balbín y Alfonsín. Si lo fue también, gracias al espinoso e inclemente cruce del desierto, el que capitaneó el jujeño Gerardo Morales, y hoy, por consiguiente, hay un Comité Nacional visiblemente revitalizado y comandado por Ernesto Sanz que lidera al partido en donde nadie regala posiciones a nadie.
Pero, de cara al kirchnerismo, el radicalismo tiene dos problemas centrales que la inteligencia y serenidad de Sanz no logran por ahora conjugar. Por las terribles mochilas de las crisis de 1989 y 2001, los radicales tienen un respeto casi místico por la gobernabilidad. Jamás serán arrinconados a un dogmatismo insurgente contra los pragmáticos y audaces kirchneristas. Esta mochila les sigue pesando en estos tiempos.
Cuando los Partidos Opositores enfrentan o cruzan al Oficialismo, desde la Residencia de Olivos denuncian un golpe de estado, y en El Calafate preparan la resistencia contra los "destituyentes". Entre los partidos opositores es el radicalismo el que se angustia y se consterna, y propicia tratativas y entendimientos, que a decir verdad no sirven de nada. Ya sucedió en 1993 con el Pacto de Olivos.
El Gobierno considera como enemigos a quienes se le ponen en el camino y, cuando planifica "diálogos" básicamente está “comprando tiempo”, sin ninguna vocación que permita suponer tratativas o un entendimiento. Parte de la oposición esto lo sabe; pero la mayoría de los radicales que conducen al partido no se dan cuenta.
Si perjuicio de lo expuesto podemos decir que tenemos una oposición acomplejada de que la acusen de golpista y neoliberal, que no puede penetrar el blindado poder kirchnerista, cuyos aparatos de diseminación mediática (Canal 7, Radio Nacional, los medios "Privados" financiados por la Casa Rosada) son capaces de acusar, por ejemplo, a Pino Solanas y su Proyecto Sur de jugar a ser la izquierda de "la derecha".
El peronismo disidente, llamado federal, se integra con fracciones y dirigentes que juegan sus destinos singulares, o mejor dichos personales, tienen un ego que los ciega desde hace ya varios años. Casi todos ellos han sido gobernadores (Duhalde, Rodríguez Saa, Romero, Reuteman, Solá) y atravesado diferentes liderazgos, desde el Cafiero de los años ochenta al Kirchnerismo del 2010. Su impronta inconfundible es que ni en sus sueños mas osados se animarían a cuestionar el ADN gregario y unificador del peronismo, denominador bajo el que en definitiva coexisten. Es así no solo hoy, sino siempre, incluso en vida de Perón, cuando los "neoperonismos" tenían vigencias fugaces. Estas ramas del tronco justicialista tienen mucha adherencia: un peronismo reinante, como el actual, siempre tiene aire para extender el brazo a quien sea. ¿Acaso Kirchner no acaba de pedir que regresen a casa los hijos pródigos? Puede trabajar con todos, o no lo vivaron el jueves en Ferrocarril Oeste evocando la gesta de Cámpora en 1973, y hasta es concebible que se siente a arreglar con fuerzas y seres que hasta hace poco descalificaba como símbolos de los años Noventa. Si bien es cierto que esos peronismos son fatales contra el kirchnerismo, su discrepancia no debería ser sobreestimada. La historia permite imaginar que tienen mucho en común.
La Coalición Cívica que preside Elisa Carrió tiene tres características centrales. Reivindica una argumentación esencialmente ética que la coloca en permanente fiscal de todo y de todos. Aunque su rasgo central es el personalismo absorbente de Carrió. Carrió es desde hace diez años infatigable, pero no ha podido desarrollar una conducción plural y colectiva con figuras que sobresalgan, o porque esas figuras no se le subordinaron. Carrió, y hoy la Coalición Cívica se caracterizan por expulsar más aliados de los que alcanzan a captar, una sangría permanente que se repite desde la fundación del ARI con radicales, peronistas y socialistas.
Los Socialistas afrontan un dilema espinoso. La conducción del partido permanece fiel a los acuerdos con el radicalismo en el hoy hibernado Acuerdo Cívico y Social. Santa Fe, gobernada por la recia y ponderada gestión de Hermes Binner, no es una provincia conducida en solitario por el Partido Socialista. Gobierna un articulado Frente Progresista en el que los radicales y socialistas de la provincia tienen paridad. Pero necesidades políticas del cauteloso Binner y su propia estirpe doctrinaria colocan a su viejo partido en andariveles espinosos.
El PRO, oposición de cuño liberal que se agrupó en torno de Mauricio Macri tiende a mimetizarse de manera cambiante con los peronismos existentes, una evolución muy atada al proyecto presidencial del Jefe de Gobierno porteño que destiñe muchas de las pretensiones republicanas del PRO, obligado a navegar entre un centro derecha republicano al estilo del presidente Sebastián Piñera de Chile, y el proverbial movimientismo populista.
Finalmente, el nacionalismo de izquierda de Solanas y Lozano considera que el kirchnerismo es la derecha y lo que hay que hacer es desconocer la deuda externa y nacionalizar todo lo que se pueda. Eficaces desde la retórica mediática, hostigan por izquierda a Kirchner y desprecian por conservador al radicalismo, además de considerar ultra gorilas a quienes ven una opción en Macri.
Por ahora la Argentina exhibe un escenario de angustia permanente. Quienes gobiernan no cuentan con el apoyo mayoritario del pueblo; pero quienes se les oponen no logran una explícita y mayoritaria adhesión.
Nada es claro en estos días en donde el vértigo de la crisis política no permite apreciar con certeza hacia donde irá la Argentina. Oficialismo y oposición siguen envueltos en una batalla sin tregua, cada cual con sus razones y motivos, por el control de parcelas de poder en el Congreso, en la justicia o en las provincias.